Nunca estudié diseño, arte ni ninguna carrera.
Lo que sé lo aprendí haciendo.
Observando. Probando una y otra vez hasta que algo funcionaba.
Soy autodidacta porque no supe hacerlo de otra forma,
porque antes de entender las estructuras, ya estaba creando.
Aprendí a confiar en el ojo, en el error, en la intuición
que me hablaba más fuerte que cualquier método.
Nada llegó como una elección académica, sino como una urgencia interna, una manera de traducir lo que sentía,
cuando las palabras no alcanzaban.
No vengo de títulos ni de diplomas.
Vengo del impulso, del hacer constante,
de la búsqueda sin mapa y sin permiso.
Y en ese camino, encontré mi voz.
Mi camino artístico comenzó sin planes ni estudios formales. Aprendí a través de la práctica constante, observando y experimentando hasta que algo funcionaba. La necesidad me llevó a crear antes de entender las estructuras, y así descubrí mi voz.
Desde niño, la escuela me resultó ajena. Las reglas y horarios no lograban tocarme, pero ahí encontré mi verdadero lenguaje: el dibujo. Dibujaba todo el tiempo, como si fuera mi manera de estar presente sin estar del todo. El lápiz era mi lengua, el trazo mi refugio.
Con el tiempo, entendí que el diseño gráfico era mi forma de expresión. A los 21 años, me lancé de forma intuitiva a este mundo, y encontré que ahí había algo que se parecía a mi manera de pensar y sentir. Diseñaba como quien respira, traduciendo un idioma interno que por fin encontraba espacio en el exterior.
Mi carrera como director de arte y creativo fue un ascenso natural, pero llegó un momento en que todo volvió a ser gris. Fue entonces cuando descubrí que tenía TDAH. Al principio, creí que era una limitación, pero con el tiempo entendí que era una nueva forma de ver mi historia. Donde el mundo pedía foco, yo ofrecía profundidad.
Hoy en día, mi arte es una conversación conmigo mismo, una forma de expresarme sin filtros. Exploro diferentes medios: serigrafía, fotografía, ilustración digital, cerámica, barro y pintura acrílica. Cada uno es una forma de encontrar belleza en lo distinto, en lo que se sale de la norma, en lo que no pide permiso para existir.
Mi camino es un viaje orgánico, un proceso natural fiel a mi mente. Una visión propia y solitaria que encuentra libertad en la creatividad y la expresión.

“Art is not a thing, it is a way”
Elbert Hubbard
